martes, 22 de julio de 2008

Sobre jóvenas y miembras. El género en sefardí crea formas para el femenino y masculino

En los últimos años se han hecho muchos chascarrillos al hilo de que dos dirigentes políticas (nótese que pocas veces se usan juntos el sustantivo política -referido a persona del género femenino- y el adjetivo dirigente) aludieran a jóvenas y miembras con sus formas en femenino, no admitidas por la RAE ya que se trata de adjetivos o nombres invariables en cuanto al género. Sin embargo, veremos que no sería tan descabellado su uso y que existen antecedentes lingüísticos en español que avalarían o apoyarían el empleo de estas formas en femenino -a y en masculino -o (jóveno/jóvena, miembro/miembra). Así que los Sres. Académicos, periodistas y demás espontáneos metidos a lingüistas, no tienen razones demasiado sólidas más allá del chiste fácil y la ignorancia -siempre atrevida ella- en cuestiones de gramática histórica o evolución de ciertos términos en los usos del habla.

Así pues, vamos aquí a limpiar, fijar y dar esplendor a las neuronas de algunas mentes cerriles, echando mano de un sistema lingüístico que forma parte del mundo hispánico en general, y de la rica y variada herencia cultural y lingüística de la lengua española, en particular: el español sefardí.

La lengua sefardí o el español sefardí deriva de la forma con la que los judíos españoles se referían a su patria, Sefarad (nombre hebreo con el que se designaban ya a los judíos en España cuando ésta era Al-Andalus).

La denominación de sefardí se refiere a los descendientes de los judíos españoles expulsados de la Península Ibérica en el siglo XV. Estos judíos españoles hablaban español y llamaban a su lengua español o judesmo; con el término ladino, aludían a la lengua sefardí con la que se traducen los textos sagrados hebreos y que modernamente se ha hecho voz sinónima de judesmo; y, con el término judeoespañol llaman, en sefardí, al cultismo tardío que sirve también para designar su lengua.

Pues bien, en sefardí existe una constante antietimológica y deliberada de indicar el género masculino y el género femenino en muchos adjetivos utilizando los morfemas de género -o y -a.

"Uno de los fenómenos más característicos de la morfología del género en sefardí es la tendencia de los adjetivos invariables a generar una forma para el femenino y, a menudo, otra para el masculino: fiesta anuala, niñas jóvenas, público entusiasto, jóvenos elevos, son solo algunos ejemplos del fenómeno que comentamos. (...) esta tendencia del judeoespañol viene a continuar un proceso que se documenta ya en el latín vulgar y que se impuso en la zona galorrománica: el catalán medieval o el aragonés, por ejemplo, manifiestan su afición a generar desde los adjetivos invariables latinos una forma para el femenino y, a menudo, otra para el masculino. Sin embargo, el español —como ocurre en otras lenguas románicas— continuó con las formas latinas originarias.

El sefardí, abundando en esta hipercategorización del género, hace que otras categorías gramaticales se vean arrastradas a un comportamiento similar al de los adjetivos; así, por ejemplo, en la anáfora, la cuala, los cualos, lo cualo son formas habituales".

Carmen Hernández González. Un viaje por Sefarad: la fortuna del judeoespañol. Centro Virtual Cervantes. Anuario 2001. http://cvc.cervantes.es/obref/anuario/anuario_01/hernandez/p05.htm

Interesante evolución del español en otras latitudes donde quizás, el habla en uno de sus usos más familiares, íntimos y emotivos -como es el mantenimiento de una lengua en el exilio a través de los siglos reservada para los ámbitos domésticos y las relaciones intracomunitarias-, hace que la variante etimológica propia de una gramática rígida, se vaya adaptando a las necesidades subjetivas y sociales de sus hablantes.

Ahondando en el sefardí y en su variante, el ladino, es interesante consultar la Entrevista: Almuerzo con... Judith R. Cohen. Con mis amigos de Bosnia hablo en ladino aparecida en el diario El País, el 11 de julio de 2008, donde refiriéndose a Judith R. Cohen se afirma "Habla perfectamente el castellano, el inglés, el francés y el portugués, y conoce las lenguas eslavas. Pero aún hay una lengua más que Judith R. Cohen usa frecuentemente y que le es extremadamente útil: el ladino. El idioma de los sefardíes (antiguos judíos españoles) le abre puertas en muchas comunidades semitas y será la herramienta con la que se comunicará a finales de agosto con el grupo de judíos de Bosnia huidos de la guerra que se reúne en Croacia cada dos años y la invitan a cambio de un par de conciertos de música medieval".

Vemos que el español es mucho más rico de lo que algunos nos quieren hacer creer y que, antes de limpiar o hacer el chascarrillo facilón, hay que conocer y comprender la riqueza y diversidad de nuestra propia herencia lingüística y cultural.

Por otro lado, si a mí, personalmente que soy madrileña, no me plantea ningún problema la utilización del término miembra -bien al contrario, su uso me es muy útil y afectivamente próximo-, sí me resulta extraño al oído el término jóvena, pero constato que a muchas andaluzas no les plantea problemas. ¿Variedad diatópica (geográfica) y herencia de Al-Andalus añadida a la variante diastrática (social) por su distinto uso por los dos géneros)?

11 comentarios:

Anónimo dijo...

No me parece pertinente aplicar las tendencias lingüísticas del sefardí al español. Por otro lado, el caso de "miembra" es completamente distinto. Los que defienden el término son incoherentes por una sencilla razón; siguen diciendo frases como estas:
"Marie Curie fue uno de los grandes cerebros de la ciencia", "Cuando la policía la encontró, la Dalia Negra ya era un cadáver" o "Tu hija es todo un carácter".
Del mismo modo, diremos:
"Albert Einstein fue una de las grandes mentes del siglo" o "Su hermano era una visita incómoda".
Como se ve, son palabras que no definen a la persona en sí, por lo que no lo veo comparable con el sefardí. La palabra miembro se usa cuando entendemos una organización como un cuerpo y a sus partes las entendemos como miembros de ese cuerpo. Nótese que a la pierna no la llamamos "miembra" pese a ser una palabra femenina. Del mismo modo, un hombre puede decir "Soy la parte más importante de esta organización". Todo el revuelo este viene simplemente de ver discriminación donde no la hay.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Me ha encantado llegar aquí. Y he leído varios textos de los que has escrito. Me gustan muchísimo.
También tengo un blog, pero procuro que no se relacione para nada con mi profesión.
Si te parece bien, te enlazo a mi blog para no perderte de vista.
Besos y encantada.

Anónimo dijo...

nekrotzar: En primer lugar, el sefardí es español, por lo que no cabe hablar de aplicar el sefardí al español. En segundo lugar, el argumento que das es precisamente el que justifica el uso de miembra: la palabra formaba parte de ese grupo al que siguen perteneciendo persona o carácter, que son de cierto género. Pero miembro no lo es, pues ya admite (la RAE lo admite desde el 2005) el género femenino: la miembro. La formación en -a de una palabra que admite ambos géneros (las que das no lo admiten) es gramaticalmente impecable, y más bien al contrario no usar miembra sería la irregularidad.

Anónimo dijo...

Oportunista, que no oportunisto. Demagógia pura y dura... buaj!.

Anónimo dijo...

y encima con censura!!!! qué bonita la libertad de expresión!!.

Asco.

Anónimo dijo...

Me gusta haber descubierto el blog. Creo que seguiré leyéndolo.

En cuanto a lo de "jóvena"... Soy andaluza y no he oído utilizar el término acabado en -a en ninguna de las provincias andaluzas en las que he estado.

En cuanto a "miembra", se está usando tanto que no me extrañaría que la mayoría lo aceptara :)

Hasta luego

Anónimo dijo...

Como dice el siempre genial Alfonso Ussía: "En España no cabe un tonto (o tonta) más".
Y yo añado: "En España faltan circos para tantos payasos (y payasas)"

Puedo asegurar que cuando he leído este blog, creía que era de coña y que el autor afinaban muchísimo la ironía; pero no. Lamentablemente este blog no es de coña.

Es lo que yo llamo "el complejo de superioridad de la izquierda". Otra Ministra (en este caso de las llamadas "de cuota") se le hubiera caído la cara de vergüenza con el ridículo de "las miembras" y hubiera estado un par de meses dando lo que se llama "un perfil bajo". Pero no, la señorita y analfabeta funcional Bibiana Aído, que es Ministra por llevar bragas, como es de izquierdas no puede equivocarse nunca y siempre tiene la razón. Sigue erre que erre con lo de las miembras, igual que la mujer de Mister X implantó lo de "jóvenas".

Como este blog tiene moderados los comentarios al estilo del blog de ese gran "inteletual" llamado Pepiño Blanco, me da a mí que este comentario no será publicado.

musidora dijo...

qué alegría encontrar este blog!!!! todavía leí poquito, pero me voy a dar una panzada con tus reflexiones.
miembras toda la vida!
gracias maría jesus!
paula

musidora dijo...

Cuantos comentarios hostiles...
Hablar es apropiarse del lenguaje y una palabra es legítima si se la usa. Se nota la disputa sobre el término vehiculiza ansiedades no resueltas por algunos sujetos, como las que produjo la ley de cupos

Querida María Jesus, me alegro que reflexionemos sobre esto que tan espinoso resultó
y productivo, claro

Anónimo dijo...

Yo creo que hay una tendencia a reanalizar muchos sustantivos terminados en -o como masculinos, y por tanto crear un femenino terminado en -a por analogía con otros sustantivos. En su momento, muchos sustantivos tenían una única terminación masculina (como abogado, médico, etc.) y, ante la indignación de algunos académicos, se fueron creando los análogos femeninos en -a (al mismo tiempo que los derechos de la mujer). A ver cuando se dan cuenta los académicos prescriptivistas (y los que no son académicos, sino solo conservadores) que la lengua ya no se manipula tan facilmente por una élite, sino que se establece, cambia o avanza dependiendo de los hablantes. Y no sé que pensarán estos académicos si se enteran que ya Menéndez Pelayo escribía "ídola" con terminación -a y sin comillas en sus escritos a principios del siglo pasado. Como apunte político, es curioso que los que atacan el cambio lingüístico también se refieran a la mujer en términos tan peyorativos.
Felicidades por el blog!

Pablo Acevedo dijo...

Ahora lo entiendo todo; antes era ciego y ahora veo: Bibiana Aído es miembra del grupo socialisto (¿mejor digo grupa?) Asimismo, mi tío nunca fue taxista, sino taxisto; y yo, que soy melómano, amo la música, pero también a la música (sexualmente hablando, y no es que yo sea un pervertido, señores y señoras, seres humanos todos, y seras humanas todas -que mejor mitad y mitad, por más políticamente correcto-). Ya soy lingüisto, que es un grado evolucionado del primitivo lingüista, casi en los antípodos de éste, ¿dónde va a ir a parar?
Gracias, muchas gracias a la autora del blog y a todas esas mentas prodigiosas que me han salvado de mi supino ignorancio de hombre. ¡Viva la menta polea, la Literatura y el Literaturo, la estupidez diplomada y el escarmiento de los ignorantes y de las ignorantas! Me tumbo en la tumba del sentido común (ay, sentida comuna) y de la razón (o del razón y la razona, que es más razonanta). Mis congratulaciones de hombre agradecido, iluminado, parido nuevamente al pensamiento. ¡Por fin libros y libras todos y todas del yugo y de la yuga conyugal! Mis saludos saludables y hasta pronta. Adiosa.