lunes, 30 de junio de 2008

Noticias sobre miembras V

Quinta sesión sobre el tratamiento que ofrecen los medios de comunicación en relación a la palabra miembras

Cospedal y un jarro de aire acondicionado. Maricel Chavarría.
Entre sexos. La Vanguardia. 25 de junio de 2008. En este estado, ni las pesadillas son lo que parecen. Te crees que has malsoñado que María Dolores Cospedal, la nueva secretaria general del PP, dijo aquello de que "nosotros, gracias a Dios, no somos un partido de miembros y miembras. Las mujeres en el PP no necesitamos cuotas, ni queremos condescendencia ni protección".

Bibiana: una miembra inferiorizada

El Semanal Digital-Madrid, 26 de junio de 2008. En primer lugar, contagiada de esa realidad a la carta que construyen con tanta soltura el Gobierno y el partido que lo soporta, justificó el uso de miembra ...

El Digital de Castilla la Mancha-Toledo, 26 de junio de 2008... Violencia de Género y colaboradora de UNIFEM, Julia García, auguró hoy que la palabra ´miembra´ se acabará usando como "ahora se dice médica o jueza". ...
EcoDiario.es-Madrid, 26 de junio de 2008. Porque sus 'deslices' gramaticales ("miembra") y algunas de sus medidas (el teléfono para maltratadores y ahora una biblioteca para mujeres) han sido muy ...

La Voz de Galicia-A Coruña,Galicia, 26 de junio de 2008. La diatriba miembros y «miembras» refleja ignorancia, simplemente. La ignorancia conduce al error. Y los errores es preciso enmendarlos. ...

ADN.es-España, 26 de junio de 2008. Después, los académicos de la lengua sufrieron sarpullidos al escuchar de sus labios la palabra miembra. Y ahora, la comunidad islámica en España no se cree ...

La Nueva España-Asturias, España. 27 de junio de 2008... a quejarse de que se haya ridiculizado hasta la náusea el empleo por parte de la nueva ministra de Igualdad, Bibiana Aído, el femenino «miembra». ...

Levante-Valencia, España. 28 de junio de 2008. Cuando Umberto Eco predicaba el hipertexto, no se podía imaginar que estaba gestando un cambio histórico en el Gobierno del político más admirado hoy por la ...

Diario de América-Miami Beach, FL, USA. 28 de junio de 2008. A la bella Bibiana no le parece mal que se pueda decir "miembra" y pide que se pueda registrar en el diccionario en "equis tiempo". ...

La "Miembra", icono para el Orgullo Gay

Periodista Digital-Madrid, España, 28 de junio de 2008. Con el titular "Miembras somos todos", el ejemplar del mes de julio de la revista Zero acude al rescate de la ministra de Igualdad Bibiana Aído, ...

Utrera, cómo aguarle el bodorrio a Bono, la "miembra" y Z sudará

El Semanal Digital, Madrid, 29 de junio de 2008. Pero retomando el asunto, esta vez ha aparecido la ministra de Igualdad, esa incomparable "miembra" del Gobierno, Bibiana Aido, vestida a lo Dorothy. ...

Cuidado con las palabras

Sur Digital (Andalucía), 29 de junio de 2008. De ahí a cambiarle el género a las palabras -jóvenas, miembras- para tratar de igualar masculino y femenino hay un paseo que por supuesto como hemos visto ...

Aído se alía con el colectivo gay

La Voz de Galicia-A Coruña, Galicia, 30 de junio de 2008. Día sí y día también Bibiana Aído consigue hacerse notar con sus declaraciones siempre cercanas a la polémica y en ocasiones confusas. ...

La ministra Bibiana Aído protagoniza la portada de la revista 'Zero'

Huelva Información-Andalucía, 30 de junio de 2008. España... a las lesbianas se les trata "como si no existieran". El titular de la portada -Miembras somos todos- presenta claras alusiones a la película El Mago de Oz.

Bibiana Aído “se desnuda” en ‘Zero’

La Estrella Digital-Toledo, Castilla-La Mancha. 30 de junio de 2008. Aído utilizó la palabra miembra en un discurso, como reivindicación para poder utilizar palabras tanto en masculino como en femenino.

Bibiana Aído, la nueva Dorothy

El Correo Digital (Vizcaya)-Euskadi, 30 de junio de 2008. A partir del titular 'Miembras somos todas', Aído concede una entrevista en la que anuncia su participación en la manifestación del Día del Orgullo Gay el 5 ...

Bibiana más allá del arco iris

La Voz Digital (Cádiz). 30 de junio de 2008. Zero la define como «la ministra contra el machismo mediático» y el reportaje se titula: Miembras somos todos. Durante la entrevista, Aído señala que «la ...

domingo, 29 de junio de 2008

Natividad de la palabra

En el principio fue el sustantivo.


Estático y cambiante en la eterna armonía de las cosas,
el mundo inamovible perseveraba ajeno a nuestros pasos
sólo apenas rozado
por el filo de un labio fascinado y audaz.


La lengua decisiva separaba los pájaros
o señalaba el íntimo y supremo anhelo de los astros.


Imagina que arrancas los velos de silencio impenetrable
hasta que la materia exhiba su desnudez más íntima.
Imagina que despiertas una a una, con tu índice, las sílabas dormidas
hasta depositar sus ecos en el hueco vacío de las sombras.
Sueña que has inventado ayer

la luz,
---el ocaso,
--------la clepsidra,
-----------el astrolabio.


Antes que la navaja de Occam cercenara su filo
aquella rosa roja sintió angustia
en el preciso instante de su mutilación.

María Jesús Lamarca Lapuente

jueves, 26 de junio de 2008

La importancia de llamarse miembra

Decía Wittgenstein que una nueva palabra es como una semilla fresca que se arroja al terreno de la discusión. También afirmaba el filósofo vienés, en un hondo y preci(o)so aforismo, que luchamos con el lenguaje y estamos en lucha con el lenguaje. Para que podamos hablar sobre el mundo, los objetos no son nada hasta que, una vez nombrados, entren en la gran armonía universal tejida por el lenguaje. Es el nombre quien da vida al objeto.

"Los animales acuden al oír su nombre. Lo mismo que los hombres". (Ludwig Wittgenstein, Aforismos, cultura y valor. Madrid, Espasa Calpe, 1996.)

De ahí surge la necesidad de poner en palabras lo femenino, algo que es, pero cuya existencia se vela continuamente o se vuelve opaca al entendimiento al no ser nombrada.

Bien es sabido que en la filosofía de Wittgenstein pueden distinguirse dos etapas. La primera, reflejada en el Tractatus logico-philosophicus (1921-1922), pretende dar una salida a los problemas que el positivismo clásico todavía no había resuelto en relación a las matemáticas, la ciencia y la filosofía. La filosofía no es un saber, sino una actividad, y su finalidad es aclarar las proposiciones. De ahí que en esta etapa, la filosofía para el autor, se circunscriba a un análisis del lenguaje.

La segunda etapa filosófica de Wittgenstein queda definida por sus obras Cuaderno azul (contenido de las clases que dictó en Cambridge 1933-34 y cuyas copias los alumnos encuadernaron con pastas azules) y Cuaderno marrón (notas dictadas a dos de sus alumnos en 1934-35) e Investigaciones filosóficas (1953). Estas obras dieron origen a la llamada filosofía analítica, que centra su reflexión en el estudio del lenguaje como un modo de resolver los problemas filosóficos. La tarea de la filosofía no consiste en corregir el uso ordinario del lenguaje, sino en comprender su funcionamiento de forma adecuada, lo que resolverá por disolución los problemas filosóficos tradicionales.

Ya en esta segunda etapa, Wittgenstein reconoce que en el lenguaje ordinario la función descriptiva es una de las tantas funciones del lenguaje y que, por tanto, el dominio del significado es mucho más vasto que el de la referencia. El sentido de una proposición o el significado de una palabra es su función y está determinado por el uso que se haga de ella, es decir, por el contexto al cual pertenezca. En resumen, el criterio referencial del significado es reemplazado por el criterio pragmático del significado.

Veamos ahora uno de los usos de la palabra miembras. Para ello, hemos extraído esta perla de las hemerotecas: Las miembras virilas, una perla que no destila nácar, sino testosterona. Perdonen por traer a colación aquí semejante desvarío mental, y analicen cómo una simple palabra genera fantasmas, crea imágenes que desplazan el sentido de una palabra de un dominio semántico a otro (de la séptima acepción a la segunda), para desembocar en una simbolización absurda producida por un pánico infundado a la castración. Juzguen Vds. mismas. ABC, 3-2-2007.

Para quitarnos el mal sabor de boca, disfrutemos con Óscar Wilde, y ejercitemos el humor, la inteligencia y la fina ironía que rezuma La importancia de llamarse Ernesto: Comedia trivial para gente seria. Tres meses después de su estreno, Wilde fue condenado, acusado de comportamiento indecente y sodomía, a dos años de trabajos forzados en la cárcel de Reading tras un proceso turbio, promovido por el padre de Alfred Douglas (amante de Wilde).

El poema "Dos Amores", escrito en 1882, fue utilizado en el proceso contra Wilde. Este poema termina con un famoso verso que se refiere a la homosexualidad: the love that dare not speak its name (el amor que no se atreve a decir su nombre).

Biblioteca de mujeres

Biblioteca de mujeres es un tipo de biblioteca, una biblioteca especializada.

Para ver los usos de las construcciones sustantivas con de: consultar la entrada siguiente de este blog (Ver complemento sustantivo de origen o procedencia, distintivo, de identidad. denominativo, de clase, etc.)

Ejemplos: biblioteca de matemáticas, biblioteca de la guerra civil, biblioteca de gerontología, biblioteca de ajedrez, biblioteca del erotismo, biblioteca de mayores, biblioteca de autores americanos, biblioteca de hombres ilustres, biblioteca de autores cristianos, etc.

Cada una de estas bibliotecas trata un tema concreto, o es que en la primera ¿hay que incluir también la astronomia? En la segunda, las guerras carlistas, y así sucesivamente: la adolescencia, el juego de las damas, la castidad, los jóvenes, los autores australianos, los hombres no ilustres o los autores islámicos?

miércoles, 25 de junio de 2008

Miembra de: Complemento sustantivo de filiación o jerarquía

Ejercicios prácticos en torno al uso de miembro/miembra
Analicemos los siguientes ejemplos:
  • Popeye es la flor de la marinería/ Juana es la flor de la marinería.
  • Soy el rey de los mares / Soy la reina de los mares.
  • San Cristóbal, patrón de los conductores / Santa Bárbara, patrona de los mineros.
  • Juan, aprendiz de sastrería / María, aprendiza de sastrería.
  • Los socios del patronato votaron en contra / Las socias del patronato votaron en contra.

¿Encuentran alguna diferencia sintáctica con los siguientes pares?:

  • Juan, miembro del comité dio una rueda de prensa /María, miembra del comité dio una rueda de prensa.
  • Los miembros de la Asamblea se opusieron / Las miembras de la Asamblea se opusieron.
Diferencias sintácticas no existen ya que se trata de construcciones gramaticalmente bien construidas, el único problema es que el término femenino miembra no está incluido en el diccionario de la RAE. Como tampoco lo estaban, en su momento, términos como jefa, directora, jueza, médica, arquitecta, abogada, licenciada, señora (ant. la señor), infanta, etc.

Recordemos que estamos aludiendo a la 7ª acepción de la palabra miembro, esto es, individuo que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral, y que actualmente para la RAE tiene género común (y no epiceno, ni neutro como muchos afirman erróneamente tanto en los comentarios a este blog, o como aparece en diversas noticias publicadas en los medios, incluso procedentes de algún académico siempre faltón y pendenciero). Así pues, todos los chistes soeces, politiqueos y otras contingencias, provienen de confundir esta 7ª acepción a la que nos referimos, con la 2ª acepción (pene) o con la 3ª acepción (parte de un todo unida a él) ó 4ª (parte o pedazo de una cosa separada de ella). En todas estas últimas acepciones, la palabra miembro es del género masculino y, descuiden, las hablantes, queremos dejar las cosas como están sin tocarles ninguna de estas acepciones.

Pues bien, volvamos a nuestros ejemplos. En todos ellos se trata, ni más ni menos, que de una construcción nominal o complemento sustantivo con de.

Existen muchos tipos distintos de complementos sustantivos con de, pues se trata de una construcción muy productiva en castellano. Los más utilizados son los típicos de materia (casa de madera), causa (la víctima del accidente), origen o procedencia (el libro de Kafka), adscripción (la puerta de la casa, ciudadana de Burundi), localización en el espacio (Cuéntame cosas del viaje) o en el tiempo (la llegada del verano), denominativos (casa de huéspedes), distintivos (el hombre del sombrero), de identidad (filosofía de la vida), de cualidad (hombres de armas tomar, brillo de inocencia), etc.

Sin embargo, hay otro tipo de complementos sustantivos con de que están implicados en la idea del término regente. Entre ellos podemos destacar:
  • Complemento de contenido es uno de los más utilizados y se emplea tras nombres colectivos o de medida: Una mezcla de aceite y agua, Una pizca de sal, Un montón de gente o tras nombres que designan percepciones, sensaciones y actos psíquicos en donde el complemento designa el contenido de la representación: Existen dudas del significado de esa palabra, Tengo dolor de muelas, Se oye el rumor del viento; tras nombres que designan escasez o abundancia: morirá de exceso de salud, etc, Y otros de contenido diverso: Había una mancha de sangre, Cae una gota de agua, Su silencio es síntoma de que no lleva razón, etc.
  • Complemento integral o de totalidad, que se emplea tras nombres que designan partes separadas o inseparables de un todo: La parte alta del brazo, Al otro lado de la cama, La ladera del monte, Los restos del naufragio, etc.
  • Complemento de filiación o jerarquía, tras nombres que designan dependencia de una corporación, sociedad o grupo o gradación de personas, valores o dignidades: Juan es el cacique del pueblo, María es la jefa de la tribu, Carlota es presidenta de la comunidad, Pepe es aprendiz de sastre, Carlos es ayudante de enfermería, etc.

Muchos de estos complementos constituyen grupos nominales de clase: noches de invierno, botas de escalar, gentes de malvivir, y hay muchas fórmulas inseparables que han constituido verdaderos nombres sustantivos: punto de vista, fin de fiesta, golpe de mano, salto de agua, etc.

De nuevo volvamos a nuestros ejemplos. De todos los complementos sustantivos con de anteriormente descritos ¿dónde los podríamos adscribir? Quizás lo más lógico, sería considerarlos como complementos de filiación o jerarquía ya que en los casos de (patrón de, aprendiz de, miembro de), el sustantivo parece regir la preposición, aunque en el caso de la flor de, este complemento sustantivo podría considerarse como de adscripción. En realidad, todos ellos constituyen grupos nominales de clase. En nuestros ejemplos, todos los nombres designan personas y es posible la variación genérica (masculino/femenino), excepto en el primero (Popeye es la flor de la marinería / Juana es la flor de la marinería) en donde el género del sustantivo (femenino) permanece invariable, ya que el sustantivo flor, no designa personas.

Sin embargo, en el resto de los ejemplos, el género del sustantivo, por tratarse de seres sexuados, varía dependiendo de si aludimos a hombres o a mujeres (rey/reina, patrón/patrona, aprendiz/aprendiza, socios/socias, etc.).

¿Qué diferencia a los sustantivos rey/reina, patrón/patrona, aprendiz/aprendiza, socios/socias, ministro/ministra del par de términos miembro/miembra? Y ¿qué diferencia existe entre las anteriores formas sustantivas usadas con la preposición de, de las que utilizamos con el complemento sustantivo miembros de/miembras de?

Ninguna, excepto que el término sustantivo miembra/as no está admitido por la RAE.

Trataremos ahora una cuestión curiosa y para ello, analizaremos el ejemplo 4: Juan aprendiz de sastrería/María, aprendiza de sastrería.

Según la 22ª edición de la RAE que es la que está actualmente vigente desde 2001, este par de construcciones son correctas gramaticalmente. Sin embargo, en la próxima edición, la RAE avanza la corrección de esta entrada, y María, aprendiza de sastrería ya no será correcto.

Estas sos las definiciones extraídas del DRAE correspondientes a la 22ª y 23ª edición:

Aprendiz-a (22 edición DRAE 2001)

1. m. y f. Persona que aprende algún arte u oficio.
2. m. y f. Persona que, a efectos laborales, se halla en el primer grado de una profesión manual, antes de pasar a oficial.

aprendiz, za. (Avance 23 edición DRAE) Artículo enmendado

1. m. y f. Persona que aprende algún arte u oficio.
2. m. y f. Persona que, a efectos laborales, se halla en el primer grado de una profesión manual, antes de pasar a oficial.
MORF. U. t. la forma en m. para designar el f. Margarita es aprendiz.

En el caso de médico/a, la RAE actúa a la inversa:

médico1, ca. (22ª edición del DRAE)
(Del lat. medicus)

1. adj. Perteneciente o relativo a la medicina.
2. m. y f. Persona legalmente autorizada para profesar y ejercer la medicina.
MORF. U. t. la forma en m. para designar el f.
3. f. coloq. desus. Mujer del médico.

médico1, ca. (Avance 23ª edición del DRAE. Artículo enmendado)

(Del lat.medicus).

1. adj. Perteneciente o relativo a la medicina.
2. m. y f. Persona legalmente autorizada para profesar y ejercer la medicina.
3. f. coloq. desus. Mujer del médico.

Señores, pónganse de acuerdo, y permitan que nos podamos seguir denominando aprendizas, jefas, directoras, juezas, etc. en todos los contextos.

Como afirman Juan Alcina Franch y José Manuel Blecua en su Gramática española "Cuando se da el caso de que la mujer haya llegado a ocupar y desempeñar cargo o profesión que antes era privativa del hombre, ha surgido la necesidad de la designación y, al lado del significado anterior -esposa del profesional-, se ha formado un segundo significado para designar a la mujer que desempeña la profesión: la abogada, la médica, la farmacéutica, etc. La coexistencia cada vez más generalizada de estos dos significados lleva a vacilaciones, sobre todo en la lengua culta, entre la formación por moción de doble significado y la alternancia entre la forma con moción para designar a la esposa del profesional y la formación sobre el masculino de un término con cambio de artículo: el médico/la médica y la médico. Es especialmente frecuente cuando el femenino mocionado se siente como poco eufónico o tiene connotaciones peyorativas como en la arquitecta, la jefa, la socia, o por el simple prestigio de lo masculino". He reproducido aquí lo que aparecía en el texto de la edición de la Gramática de 1975 ¿Queda hoy algún asomo de connotación peyorativa en la palabra arquitecta. jefa, socia, como se tenía hace 20 años?

Sepan que las hablantes que usan hoy la palabra miembra no lo hacen por ignorancia, sino bien conscientes de lo que su uso significa. Si no quieren nombrarnos, nosotras sí queremos nombrarnos a nosostras mismas.

Aclaraciones:

En la categorización de los complementos sustantivos me he basado en la Gramática Española de Salvador Fernández Ramírez (Madrid 1896-1983) y, en concreto, de la parte que lleva por título El nombre que se ocupa del nombre sustantivo y del nombre adjetivo. Esta obra consta de 2 capítulos: El nombre y Género y número del nombre.

Este autor no ha sido elegido al azar, se trata de uno de mis gramáticos preferidos por su precisión y exhaustividad en la descripción. En esta obra aborda la organización categorial del nombre tanto desde el punto de vista morfológico, como semántico y sintáctico.

Las descripciones de Salvador Fernández Ramírez destacan por su claridad y sencillez en la exposición y categorización, no en vano tuvo una larga actividad docente como profesor de Latín, Griego, y Lengua y Literatura en institutos de bachillerato; y como profesor de Lengua y Literatura Española y Gramática Histórica en la Universidad Complutense de Madrid.

Además de su actividad docente, trabajó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, como colaborador de la sección de Lingüística y en el Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española desde 1948 junto a Rafael Lapesa y Samuel Gili Gaya. Con ellos, enriqueció el léxico hispano-americano y preparó una muestra del futuro Diccionario Histórico de la Lengua Española.

Fernández Ramírez fue Académico de la RAE y ocupó el sillón Z. En el discurso de ingreso en la Real Academia, titulado Lengua literaria y norma lingüística que leyó el 29 de mayo de 1960, Fernández Ramírez habla del concepto de norma lingüística y lo presenta en tres sentidos diferentes: la norma como las leyes internas del idioma (que son las que trata de descubrir el gramático); la modalidad lingüística, esto es, los usos cultos frente a los usos populares (esta es la que persigue el escritor), y la norma como preceptos o reglamentaciones (la que más interesa al nativo que quiere perfeccionar su lengua, o al extranjero que quiere aprenderla y a los preceptistas que se ocupan de imponerla).

Para Fernández Ramírez, la lengua escrita y la literaria superan como ideal a los otros niveles de lengua hablada y, en su discurso, como en su obra, hace una encendida defensa de la lengua literaria. Como he dicho, su gramática es una de mis gramáticas preferidas por su sencillez y coherencia y porque todas las descripciones van acompañadas de numerosos ejemplos extraídos de la lengua escrita literaria. No en vano, él defendía la lenguaje literaria como normativa. Sin embargo, hay que hacer notar, que de los cientos de ejemplos que cita en su gramática, en el capítulo referido al nombre sólo he encontrado un ejemplo que provenga de la mano de autora y no de autor, Santa Teresa.

La lengua literaria castellana, la lengua que se considera no sólo culta, sino también normativa, se ha construido al margen de las escritoras, al margen de las mujeres.

Noticias sobre miembras IV

Cuarta sesión sobre el tratamiento que ofrecen los medios de comunicación en relación a la palabra miembras

El País (España)-Madrid. 23 de junio de 2008. La discusión sobre la hombría o la femineidad de las palabras -miembra, miembro, esas zarandajas- es algo muy español, un país de tantos artículos femeninos ...

La Región-Ourense,Galicia. 23 de junio de 2008. Esta ‘miembra’ me enamora, me sublibella o sublivella, me hace recordar los versos de Rubén Darío: Su risa es la sonrisa suave de Monna Lisa, sus labios son ...

Diario de Mallorca-Palma de Mallorca, España. 23 de junio de 2008. Con la chorradita del 'miembra´ para arriba y para abajo ya han pasado varias semanas y muchos (y muchas) todavía no sabemos si piensan hacer algo más que ...

20 minutos-Madrid. 24 de junio de 2008. Primera y revolucionaria iniciativa de la señora ministra Bibiana Aído: un teléfono para los hombres, sexo inferior que no se ha sabido acomodar al mundo ...

El Diario Montañés-Santander, Cantabria. 24 de junio de 2008 ¿Por qué la señora ministra ha hecho este guiño, utilizando la expresión inexistente hasta ahora de "miembra"? ¿Porque no sabe hablar? ...

El Periódico-Cataluña, España. 25 de junio de 2008. Lidia Falcón ... escritores, filólogos, políticos y hombres ilustres de diversas condiciones, cuando la ministra Bibiana Aído llamó miembras a sus compañeras de fatigas, ...

Papel en blanco-Madrid 25 de junio de 2008. En su particular cruzada por legitimar el sustantivo “miembra” Aído ha acusado a la Real Academia de la Lengua de machista (sólo hay tres académicas) y de ...

martes, 24 de junio de 2008

Cuando las gallinas achantan al gallo y el femenino se convierte en el término genérico

Los gramáticos y los académicos insisten hasta la saciedad afirmando que en castellano el término en masculino o término no marcado se usa como genérico, y que en el caso de que se trate de seres animados y personas, sirve tanto para designar a las del sexo femenino como a las del masculino. Sin embargo, vamos a ver que no siempre es así.

Tomemos los siguientes ejemplos:

Aquellas gallinas picotean en el patio. (Utilizamos el término femenino como génerico, sin embargo, no todos los animales tienen por qué ser hembras, también puede haber gallos).

Aquellas vacas pastan en la ladera. (En castellano es perfectamente posible aludir a este grupo de animales mediante el femenino, sin descartar la posibilidad de que existan también toros en el grupo. Esta misma expresión no se utilizaría si se tratara de un grupo compuesto sólo de toros).

Además puede utilizarse la expresión vaca macho como glosa reflexiva o metalingüística de todo; en cambio, la misma expresión no se emplearía si se tratara de un grupo compuesto sólo de toros (contra lo que ocurre en caballo/yegua donde el término *yegua macho es contradictorio en sí misma, lo mismo que toro hembra).

Tampoco puede decirse correctamente aquella vaca es un toro, frente a la posibilidad de expresar aquel caballo es una yegua, excepto, en situaciones en las que aquella vaca se construya para significar algo así como aquel animal que Vd. ha tomado (incorrectamente) por una vaca.

La palabra toro es marcada (marcación formal) en relación con vaca, gallo en relación con gallina y carnero u oveja macho en relación a oveja u oveja hembra. ¿Cuál es la razón de que en este caso los términos marcados sean los masculinos y se utilice el femenino como genérico?

A pesar del título tan provocativo que le hemos puesto a esta entrada, no es que las gallinas achanten al gallo, sino que se trata de que son mayoría. Como la parte más numerosa del ganado suele estar compuesta de hembras, los granjeros y tratantes de ganado se refieren en la forma femenina a cierto tipo de ganado y a determinados animales domésticos de granja. De esta forma la estructura léxica del castellano (y también de otras lenguas, como el inglés) acoge el femenino como norma no marcada y lo utiliza como término genérico.

Según John Lyons y su Semántica, el manual imprescindible para cualquier estudiante de Lingüística, de quien he tomado este ejemplo y que ha sido la base para elaborar todo este artículo: "Cualquiera que sea el motivo, la cuestión teóricamente importante es que, en la lexicalización de la distinción sexual, el lexema semánticamente marcado es el que denota el macho en ciertas especies y, en otras, el que denota la hembra. Esto repercute en el análisis componencial en cuanto a que un rasgo simple de dos valencias de más/menos macho o más/menos hembra no puede generalizarse a todo el vocabulario de la lengua."

Y sigamos con Lyons, aunque he hecho una adaptación muy muy libre para adecuarlo a los ejemplos castellanos.

Más marcado aún que vaca en relación a toro es hombre, en relación con mujer.

En inglés man y woman son únicos entre los nombres comunes cuantificables debido a que pueden utilizarse en singular como expresiones referenciales genéricas, sin necesidad de recurrir a ningún determinante. Man suele emplearse mucho más que woman en este sentido. Entonces, man resulta no marcado cuando aparece en singular en una expresión referencial genérica: It is man that is responsible for change climatic (El hombre es responsable del cambio climático), donde la referencia de la expresión man puede construirse con inclusión o exclusión de las mujeres. De manera análoga ocurre con el plural inglés men en tanto que expresión referencial genérica: Men have lived on this land for ten thousand (Los hombres llevan miles de años viviendo en esta tierra).

El castellano utiliza el término hombre en singular como expresión referencial genérica, pero tiene que echar mano del determinante, como hemos visto en: El hombre es responsable del cambio climático, Los hombres llevan miles de años viviendo en esta tierra.

Sin embargo, en la mayoría de los otros tipos de expresiones -o en todas las demás- man (en el caso del inglés) y hombre (en el caso del castellano) en un empleo referencial o predicativo, no aparecen como hiperónimos (término que incluye a otro) de woman y mujeres, respectivamente. No puede decirse con propiedad That man is a woman o Aquel hombre es una mujer (excepto en el mismo caso que antes indicábamos para esta vaca es un toro).

Si hombre se considera no marcado con relación a mujer, debe admitirse que esto solo ocurre en circunstancias muy restringidas, puesto que no se empleará normalmente la expresión aquellos hombres, sino aquellas personas/aquella gente (de allí) para referirse a un grupo que incluya a una o más mujeres. Si hombre se considera no marcado con relación a mujer, debe admitirse que esto sólo sucede en circunstancias muy restringidas.

La oposición léxica:

El sentido de un hipónimo puede analizarse como el producto del sentido de su hiperónimo y el de algún modificador sintagmático de este. Por ejemplo: libro, libro grande, libro rojo grande, etc. con lo que podemos ser tan específicos y precisos al describir personas, objetos, actividades, etc. como lo requieran las circunstancias en la medida en que lo permita el rasgo específico de la productividad. Este fenómeno está también relacionado con la productividad semántica.

Suele ocurrir en el comportamiento lingüístico que los opuestos no graduables pueden, en ocasiones, aparecer explicítamente graduados.

Un par de antónonimos normalmente no graduables se pueden graduar a fin de evitar que sean interpretados como contradictorios. Hombre y mujer son ejemplos típicos. Normalmente actuamos en el supuesto de que todo ser humano arbitrariamente escogido es hombre o mujer (y no ninguna de las dos cosas o una mezcla de ambas), pero debemos admitir asimismo que hay ciertas personas que no se clasifican satisfactoriamente dentro de esta oposición sí/no entre hombre y mujer. Podemos decir, por ejemplo, X no es completamente hombre o bien X es más hombre que mujer. Pero en estos casos estamos modificando el sistema lingüístico, aun cuando sólo sea temporalmente. (¡Qué útil le hubiera sido a Lyons el concepto de género no gramatical!).

Los opuestos no graduables como hombre y mujer se denominan complementarios. Esto deja en libertad los términos contradictorios y contrario para su empleo en el sentido que les han dado los lógicos.

La oposición binaria es uno de los principios más importantes que gobiernan la estructura de las lenguas (alto/bajo, arriba/abajo), aunque hay otros contrastes no binarios como los días de la semana (lunes, martes, miércoles, jueves,...), la hiponimia y la hiperonimia, etc. (vaca es hipónimo de animal), etc.

En general, se pueden reconocer 3 tipos de oposición léxica: la antonimia (alto/bajo), la complementariedad (hombre/mujer) y la inversión (esposo/esposa).

En muchas lenguas, incluido el castellano, los opuestos más comunes tienden a carecer de relación morfológica (bueno/malo, feo/bonito, viejo/joven, grande/pequeño, etc.), sin embargo, su número es inferior al de los pares morfológicos relacionados (capaz/incapaz, legítimo/ilegítimo, etc.). En estos casos, la forma básica de cada uno de los miembros del par se deriva de la forma básica del otro por medio de la adición del prefijo. Así pues, en el vocabulario, una palabra puede relacionarse tanto con una palabra morfológicamente relacionada, como con otra sin una relación morfológica.

Marcación formal:

Se dice de las palabras castellanas: león/leona, conde/condesa, que son complementarios morfológicos o formalmente afines (cada par). Las formas del segundo elemento (leona, condesa) de cada par presentan un sufijo del que carecen las formas del primer elemento (león, conde) y este sufijo constituye una marca formal de la oposición (un miembro del par de opuestos está caracterizado por la presencia y el otro por la ausencia). Así pues, los lexemas (leona, condesa) están formalmente marcados para la oposición, en contraste con los miembros no marcados de cada par, que no presentan el sufijo.

La marcación formal está en estrecha correlación aunque no de un modo invariable, con una diferencia en la distribución, en el sentido de que el término marcado de la oposición tiende a ser distribucionalmente más restringido (esto es, el femenino aparece en un ámbito contextual menor) que el término formalmente no marcado (el masculino). De cualquier forma, el criterio de la restricción distribucional es independiente de la marcación formal en sí misma y puede aplicarse igualmente a lexemas formalmente no relacionados.

Es un hecho en la estructura de las lenguas, que cuando una oposición se caracteriza por la marcación formal, el término formalmente marcado queda excluido de los contextos neutralizados. De ahí que el reconocimiento de esta correlación general entre marcación formal y distribución haya provocado la extensión de los términos marcado y no marcado en un sentido puramente distribucional, a pares de lexemas formalmente no relacionados. Sin embargo, aquí se ocultan dos propiedades distinguibles y que el uso del término marcación para ambos puede inducir a confusión.

Tomemos en consideración los pares león/leona y conde/condesa. El segundo elemento de cada par (leona, condesa) aparece formalmente marcado y el primero, formalmente no marcado. Pero los dos pares difieren con respecto al criterio de la restricción o neutralización distribucional.

León ofrece una distribución más amplia que leona:

  • león macho (distribución aceptable
  • león hembra (distribución aceptable)
  • leona macho (no aceptable por contradicción)
  • leona hembra (no aceptalbe por tautología).

En contextos similares, la oposición entre conde/condesa no se neutraliza, puesto que las colocaciones de conde mujer y condesa varón son contradictorias, mientras que conde varón y condesa mujer son tautológicas:

  • conde varón (no es aceptable por tautología)
  • conde mujer (no es aceptable por contradicción)
  • condesa varón (no es aceptable por contradicción)
  • condesa mujer (no es aceptable por tautología)

Se puede, por tanto, establecer una distinción entre marcación formal y marcación distribucional. Cuando ambos tipos de de marcación son pertinentes, tienden a coincidir (como en león/leona) pero existen otros muchos lexemas formalmente marcados que no lo son desde el punto de vista distribucional (como en conde/condesa).

La marca distribucional está en correlación con la marcación semántica y, en muchos casos, puede decirse que está determinada por ella. Pero esto es, en principio, independiente de la marcación formal.

Un lexema semánticamente marcado tiene la particularidad de ser más específico en sentido que el correspondiente lexema semántico no marcado. Leona es más específico en sentido que león, del mismo modo que caballo/yegua con el que no presenta relación formal. Esto se debe a que leona y yegua únicamente denotan hembras, mientras que león y caballo pueden aplicarse, en muchos contextos, tanto a machos como a hembras, razón por la cual las colocaciones león macho, león hembra, caballo macho y caballo hembra son aceptables. En tales contextos, el contraste semántico entre león/leona y entre caballo/yegua queda neutralizado.

No obstante, en otros contextos, y sobre todo cuando los opuestos se emplean en una pregunta disyuntiva: ¿Es león o leona? o en una aseveración donde uno es predicado y el otro negado (Es un león, no una leona), el lexema no marcado asume un sentido más específico que resulta incompatible con el sentido inherentemente específico del lexema marcado.

Hay que decir que, mientras todos los lexemas semánticamente marcados son (en virtud de su sentido más específico) distribucionalmente marcados, lo contrario no es cierto. La oración María tiene un caballo, puede enunciarse para emitir una aseveración verdadera tanto si es macho como si es hembra el animal referido. Pero la proposición expresada por el enunciado Pepe ha comprado una casa grande, se consideraría falsa por lo general si la casa fuese en realidad una casa pequeña y no grande en relación con la norma relevante.

Este caballo ¿es caballo o yegua?, es una oración significativa aunque un tanto extraña. No se trata de un caso de polisemia, sino de una consecuencia directa de la marcación semántica. Ocurre como si la relación entre caballo y yegua no tuviera en cuenta el sexo de los caballos a menos que sean hembras. Pero no siempre es así, como hemos visto en el caso de las gallinas y de las vacas.

Cuando aparecen dos lexemas para una determinada especie de animal, y un lexema es semánticamente marcado y el otro no con respecto al sexo, la marcación no aparece forzosamente en el lexema que denota la hembra, como sucede con león/leona, tigre/tigresa y, en general, con todos los pares de palabras semánticamente marcadas que denotan animales no domésticos.

Así pues, cuando las gallinas son mayoría, el gallo ni pía.

Bibliografía:

Lyons, John. Semántica. Barcelona, Teide, 1980.

lunes, 23 de junio de 2008

Noticias sobre miembras III

Tercera sesión sobre el tratamiento que ofrecen los medios de comunicación en relación a la palabra miembras


La Vanguardia, 19 de junio de 2008. En mi último comentario en este blog decía que la polémica generada a partir de la palabra "miembra", pronunciada por la ministra de Igualdad, había tapado ...

El Semanal Digital - Madrid, 19 de junio de 2008. La ministra más joven que ha tenido España se estrenó con una polémica lingüística, la de las "miembras" y el "fistro", que trata de zanjar cuanto antes. ...

Terra España, 19 de junio de 2008. El Diario de Sesiones del Congreso no reconoce oficialmente la referencia a las 'miembras' de la Comisión de Igualdad que la ministra Bibiana Aído hizo en ...

El País (España)-Madrid. 20 de junio de 2008. Me gusta "miembra". Me gusta esa palabra. Es una palabra eufónica. Pero sobre todo me gusta lo que revela. Y me gusta el pequeño terremoto que ha ocasionado ...

El Diario Montañés-Santander, Cantabria, 20 de junio de 2008. A una mujer amenazada de muerte, le importa bien poco, si la tratan como miembro de esta comunidad o como 'miembra' de ella. ...

EcoDiario.es-Madrid, 20 de junio de 2008. Durante su primera comparecencia ante la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, la ministra saludó a los "miembros y miembras" de la comisión y ...

ABC-Madrid, 20 de junio de 2008. A la cita acudieron varios miembros y una «miembra» (con perdón) del Ejecutivo: el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el vicepresidente ...

Granada Hoy-Granada. 20 de junio de 2008. Resulta que los aburridos e interminables comentarios sobre la 'miembra' han derivado en largas conversaciones gramaticales en que se aluden a numerosos ...

Diario Siglo XXI - Spain. 20 de junio de 2008. La Miembra sería un hallazgo magnífico. El Sonriente Congelado necesita a una mujer -eso era innegociable- dotada de las siguientes cualidades: buen aspecto ...

El Periódico -Cataluña, 20 de junio de 2008. Una mayoría ha dicho que la miembra es tonta de remate, pero la han defendido ciertas feministas que exigen su derecho a imponer un lenguaje sexualizado, ...

Hispanidad-España. 20 de junio de 2008. No se equivocan los que dicen que las ideologías son ciegas. ¿Qué palabra utilizará la "miembra" (Ministra de Igualdad) para definir todo esto?
Expansión.com-Barcelona, Cataluña, España, 20 de junio de 2008... a la polémica generada por la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, por su propuesta de que la Real Academia Española acepte la palabra miembra. ...

¡Albricias, Rajoy parió!
La Región Internacional-Ourense, Galicia, 21 de junio de 2008. Ayer comenzó el Congreso del PP; un día antes conocieron el nombre de la ‘miembra’ que va a ser secretaria general de su partido, una joven madrileña, ...

domingo, 22 de junio de 2008

Este miembro es miembro o miembra. Razones semánticas para usar miembra

Adentrándonos en la semántica del término miembro/miembra

Vamos a analizar aquí los problemas semánticos que presentan los términos sustantivos comunes en género que se refieren a personas o a seres animados sexuados.

Tomemos los ejemplos siguientes:
  • Pérez, miembro del Patronato, intervino en la Asamblea.
  • Yo soy miembro de Ecologistas en acción.
  • Los miembros del Equipo médico se opusieron ferozmente a la propuesta del personal de enfermería.

En relación con las frases anteriores, cabe hacerse las siguientes preguntas 1. Los miembros anteriormente citados son ¿mujeres u hombres? 2. ¿Es necesario que el término miembro pueda especificarse y precisarse mejor? 3. ¿Lo puede hacer? 4. ¿Es posible hacerlo de una forma sencilla? 5. ¿Cómo lo puede hacer para que se trate de una construcción léxica gramaticalmente correcta? 6. ¿Cuál es la fórmula que habitualmente toman los sustantivos terminados en -o para dotar de una marca de género al femenino?

Respuestas:

  1. En los dos primeros ejemplos no se puede saber si se trata de una mujer o un hombre, y en el tercero, tampoco es posible determinar si el equipo médico está compuesto por miembros masculinos o femeninos.
  2. Cada vez más hablantes sí lo creen necesario y lo utilizan con conciencia de lo que significa el término. En primer lugar, porque lo usan para referirse a sí mismas (recordemos que la 7ª acepción del término dada por el DRAE es individuo que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral -otro día le hincaremos el diente al término individuo, cuyo femenino despectivo tiene cola y tela semántica-). De esta forma, muchas hablantes se refieren a sí mismas como "Yo soy miembra de.../Somos miembras de..." y no como "Yo soy miembro de .../Nosotras somos miembros de..." conscientes de que las formas en masculino no las representan. Además, en el mismo campo semántico se encuentran términos como socio/a y afiliado/a y, por analogía a estos, el término miembro tiende a utilizarse desarrollando el sufijo en femenino. A esto se une que el propio sentido léxico de la palabra miembro implica hacerse, ser, sentirse parte de algo. Se podría pensar que bastaría con las formas: "Soy una miembro de la comisión/Somos unas miembros de la comisión" puesto que, además, son los formas aceptadas por la RAE para indicar que se trata de personas se sexo femenino. Sin embargo, la presencia del determinante hace que una propiedad transitoria o permanente se categorice y se adscriba a una clase en la que situarla: miembro de la comisión. Pero, a la vez que la inscribe en una clase, el artículo un/a sugiere una atribución valorativa. De esta forma, se buscará un término que no incluya esta valoración, pero que también indique que se trata de mujer y no de hombre. En relación a las palabras de su mismo campo semántico, el término miembro tiene, incluso, una mayor carga semántica en el sentido de pertenencia e identidad. No es lo mismo ser socio/a (individuo de una sociedad o agrupación de individuos), que afiliado/a (persona asociada a otras para formar corporación o sociedad), que miembro, este último término trae asociada una mayor carga semántica emocional de pertenencia e identidad no sólo a un grupo o comunidad, sino a un cuerpo moral. El diccionario de uso María Moliner, como suele suceder, da en el clavo al definir miembro y destacar los términos relacionados: 4. ("Hacerse; Ser"). Individuo perteneciente a una asociación o corporación: "Miembro de la Real Academia". (Sufijo, "-e": 'cofrade'. - V.: "INDIVIDUO. - *AFILIADO. *Socio". Individuo, comisión o delegación que forma parte de un congreso, asamblea, conferencia o reunión semejante. Sin embargo, la definición de la RAE es mucho más completa e interesante, al resaltar lo del cuerpo moral que, si bien suena un tanto anticuado, refleja con mayor precisión la carga semántica del término en el sentido de pertenencia e identidad, frente a otros como afiliado o socio, que no llevan esa carga tan fuerte de identidad y pertenencia. En segundo lugar, porque la utilización del plural miembros que es la forma normativa para referirse a un conjunto plural de individuos vale tanto para referirse a un grupo de personas compuesto única y exclusivamente por mujeres, como a un grupo de hombres exclusivamente, o a una mezcla de ambos. Sin embargo, cuando el grupo está integrado únicamente por mujeres, la norma obliga a utilizar la forma de género común miembros, pero las hablantes no se sienten identificadas plenamente con ella, y buscan otra forma para poner de manifiesto que se trata únicamente de mujeres. De esta manera, muchos colectivos y grupos sociales de mujeres vienen usando la palabra miembras desde hace varios años. En tercer lugar, porque muchas veces se quiere destacar que en algunas instituciones, comunidades o cuerpos morales que están, pues, compuestos por miembros, se produce un reparto desigual entre mujeres y hombres y la inexistencia de la forma en femenino impide poner de manifiesto este hecho, ya que la norma obliga a utilizar para el plural la forma miembros, con género gramatical común sin diferenciar ambos sexos.
  3. Sí, es posible hacerlo.
  4. Existe una forma muy sencilla y que se ha utilizado en otras muchas ocasiones a lo largo de la gramática histórica del castellano.
  5. Puede crearse un término para designar el género gramatical femenino a partir del lexema miembr-.
  6. Añadir un sufijo -a para marcar el género femenino: miembra.

La lexicalización de la distinción sexual en seres humanos y animales constituye un rasgo de importancia notable en la estructura léxica de las lenguas. Este fenómeno aparece con frecuencia en los manuales sobre la marcación semántica porque es uno de los más fáciles de describir con ejemplos, ya que la marcación es un tema muy complejo y controvertido y no existen estudios lo suficientemente descriptivos y concluyentes como para saber cómo opera realmente. En las oposiciones de tipo léxico opera el sentido entendido como (sentido léxico + categoría de género, número, categoría o clase de palabra, función, etc.) Pero en la semántica de muchas palabras influye el contexto oracional en el que se sitúan, de la misma manera que en la evolución semántica de una palabra intervienen otros elementos como el valor expresivo de la misma, el universo cultural en que se utiliza, etc.

En este blog, vamos a ponernos a estudiar el sentido para discernir si el caso miembro/miembra tiene otros antecedentes similares y a qué razones obedece su empleo incipiente por parte de las hablantes (nos referimos a su uso antes de la polémica aparecida en los medios, ya que a raíz de ella, se ha producido un uso masivo como despectivo. Ambos casos son dignos de estudio, el primero como hecho lingüístico y el segundo, creo yo, como un síntoma de patología social que espero se transforme en Teoría del conflicto como mecanismo para la transformación social).

Pero ¿qué es la perspectiva de género?

Como se ha puesto de manifiesto en los últimos años, muchas de las actividades humanas pueden y suelen tener un impacto diferente para las mujeres que para los hombres.

De igual manera que tomar determinadas decisiones políticas o económicas (por ejemplo, subir las tarifas eléctricas en los hogares) puede influir de manera diferenciada para las personas con rentas más altas y para las que las tienen más bajas (lo que en lenguaje común entiende todo el mundo como clase social aunque el término sociológico es mucho más complejo), estas mismas decisiones políticas o económicas pueden influir de manera diferenciada para mujeres y hombres (género social). En este último caso no se trata de impactos sobre la biología de las personas o sobre su condición sexual, sino sobre el papel que, tradicionalmente se les ha asignado a ambos -mujeres y hombres- como sujetos sociales adscribiéndolos a determinados roles sociales y estableciendo desigualdades entre ambos.

Analizar, pues, las políticas, decisiones o los hechos lingüísticos, sociales, económicos, culturales, etc. desde una perspectiva de género es, pues, tomar en consideración las repercusiones que estas políticas, decisiones o hechos pueden tener para mujeres u hombres (somo sujetos sociales y no como sujetos biológicos), y ver si dichas medidas ahondan la desigualdad histórica entre los géneros o la perpetúan.

La constatación de que determinadas medidas urbanísticas pueden tener efectos perniciosos sobre el medio ambiente, ha conducido a realizar estudios de impacto ambiental previos a la construcción de una determinada infraestructura como una carretera, por ejemplo. De igual forma, la constatación de que determinadas medidas de índole social, sanitaria, cultural, educacional, laboral, salarial, política, económica, presupuestaria, etc. afectan de distinta manera a mujeres y hombres, ha llevado a elaborar estudios de impacto de género antes de tomar cualquier decisión o actuación política o económica. A este respecto es muy ilustrativa la noticia aparecida ayer en un diario: Un juez decidirá si los Presupuestos cumplen las normas de igualdad: Denunciadas las cuentas del Estado por evitar el informe de Impacto de Género, El País, 20-06-08.

En castellano no contábamos con ningún término para designar este concepto, ya que no se corresponde con el concepto de sexo biológico. Los estudios de género comenzaron a realizarse en los países anglosajones y en estos se usa la palabra gender para referirse al género en este sentido, pero pronto dichos estudios se expandieron por Europa, recalando también en nuestro país, donde existen cátedras y universidades dedicadas a los Estudios de género desde hace ya muchos años. En castellano, la palabra género procede del latín, y esta nueva acepción no altera ninguna de las que ya existían. Además, se trata de un término procedente de una disciplina de nuevo cuño que ha pasado a utilizarse en la lengua común.

Los conocimientos especializados requieren de un lenguaje específico e inequívoco para, sin ambigüedades, poder transmitir ese conocimiento y, de esta forma, nació el concepto de género, entendido como construcción social, y no como hecho biológico. Sin embargo, resulta muy ilustrativo comprobar que cuando los conocimientos parten de expertas y no de expertos, se ponen en cuestión no sólo dichos estudios, sino incluso los términos que se utilizan para designar los nuevos conceptos, a pesar de que exista una extensa literatura escrita que fundamenta su uso y sin tener en cuenta que existen un gran número de universidades, cátedras y escuelas en nuestro país donde se imparte la disciplina de los Estudios de género.

Los miembros de la RAE pueden creer que no existen los agujeros negros, oponerse a ellos por sistema o desconocer por completo lo que entraña este fascinante concepto -como la mayoría de los mortales, por otro lado-, sin embargo, no pueden empecinarse en mantener el término género fuera del diccionario en un lugar invisible del espacio cósmico.

sábado, 21 de junio de 2008

Obras y autoras pioneras en el estudio del lenguaje desde la perspectiva de género

El análisis de los usos del lenguaje desde una perspectiva de género no es nuevo. Es a partir de los años ochenta, cuando surgen tanto en Europa como en nuestro país, las primeras publicaciones sobre el tema procedentes, en su mayor parte, de las instituciones europeas y nacionales una vez que estas han creado organismos tales como institutos o ministerios de la mujer, de la igualdad, etc. Podemos destacar las siguientes aunque, desde entonces, las publicaciones no han parado de aumentar, también impulsadas por diversas instituciones de las Comunidades Autónomas, por organismos internacionales como la UNESCO y por instituciones de carácter académico como Universidades y Escuelas.
  • Igualdad de sexos en el lenguaje. Comisión de terminología en el Comité para la igualdad entre mujeres y hombres del Consejo de Europa, 1986.
  • Recomendaciones para un uso no sexista de la Lengua. Valencia: Departamento de la Dona. Consellería de Cultura, Educación y Ciencia de la Generalitat Valenciana, 1987.
  • Recomendaciones para el uso no sexista de la Lengua. Ministerio de Educación y Ciencia [Serie Coeducación], 1988.
  • Propuestas para evitar el sexismo en el lenguaje. Madrid: Instituto de la Mujer.
  • Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje. (1990). UNESCO, 1990.
  • Uso no sexista del lenguaje administrativo. Madrid, Ministerio de Asuntos Sociales e Instituto de la Mujer, 1990.
  • VV.AA. NOMBRA. En femenino y en masculino. La representación del femenino y el masculino en el lenguaje. Madrid, Instituto de la Mujer, 1995.

En España, pioneras en el estudio del tema fueron las lingüistas Eulàlia Lledó Cunill, Catedrática de Filología Románica (Ver su extensa bibliografía en Dialnet) y Mercedes Bengoechea Bartolomé, sociolingüista y Decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá (Ver su extensa bibliografía en Dialnet) que se ocuparon -y se ocupan- de analizar a fondo y con rigor lingüístico, del sexismo presente en el Dicionario de la Lengua Española de la RAE.

Ambas autoras publicaron de forma conjunta Las miradas cruzadas: dos visiones sobre una muestra del Diccionario de la Lengua Española. Este trabajo, afirmaban las autoras, "es la suma de dos miradas, creemos que complementarias, sobre la presencia humana sexuada (especialmente la femenina) en una muestra representativa del Diccionario de la Lengua Española. Las autoras del trabajo nos hemos basado en la misma muestra del Diccionario de la Lengua Española y hemos utilizado la misma base de datos para vaciar el diccionario y, posteriormente, para fundamentar y articular nuestros trabajos".

Como afirmaba Eulàlia Lledó Cunnil: "Mientras contabilizábamos la representación simbólica de la mujer en el DRAE y efectuábamos el análisis que figura en la primera parte, íbamos constatando algo que va mucho más allá del hecho (ya de por sí destacable) de que la existencia y la experiencia femenina que corresponde a más del 50% de la humanidad, no está adecuadamente representada en el DRAE. Ese "algo" al que aludimos es el hecho de que el Diccionario no sólo está empapado de un cierto sexismo y androcentrismo, como nuestra experiencia nos hacia intuir, sino que su tratamiento de mujeres y hombres lo convierte -si bien en menor medida que las ediciones anteriores- en un repositorio de la ideología patriarcal. Este convencimiento fundamentó la necesidad de realizar la segunda parte del trabajo, con el objetivo de des-velar la ideología que sustenta el Diccionario y des-construirlo como texto ideológico. Es lo que se intenta llevar a cabo en la segunda parte ("Ideología e intervención humana en la confección del DRAE"), cuya realización corresponde a Mercedes Bengoechea".

  • Lledó Cunill, Eulália. Las miradas cruzadas: Análisis de la presencia femenina en una muestra del DRAE. (Se puede descargar desde aquí una copia comprimida del archivo en Word).
  • Bengoechea Bartolomé, Mercedes. Las miradas cruzadas: Ideología e intervención humana. en la confección del DRAE. (Se puede descargar desde aquí una copia comprimida del fichero en Word).

Otras autoras y autores que comenzaron a analizar el léxico y la ideología androcéntrica y machista en los diccionarios fueron :

Calero Fernández, Mª Ángeles. “La identidad femenina en el discurso lexicográfico”, en José Santaemilia, Beatriz Gallardoy Julia Sanmartín (eds.), Sexe i llenguatge: la construcció lingüística de les identitats de gènere, Valencia: Universidad de Valencia, Col. Quaderns de Filologia: Estudis Lingüístics VII, 2002, pág. 25-46.

Molina Moreno, Mª Mercedes. “La educación para la igualdad entre los sexos en el Diccionario Didáctico del Español: Elemental”, en Mª Dolores Fernández de la Torre Madueño, Antonia. Mª. Medina Guerra y Lidia Taillafer de Haya, (eds.), El sexismo en el lenguaje. Tomo II. Málaga, Diputación Provincial, 1999. pág. 591-598.

Olmedo Rojas, Ana María. “Los grupos hombre, varón, mujer en el Diccionario ideológico de J. Casares”, en Juan de Dios LUQUE y Antonio PAMIES (eds.). Segundas Jornadas sobre estudio y enseñanza del léxico. Granada, Método, 1996. pág. 111-120.

Pascual, José Antonio. Olaguíbel, Mª del Carmen. “Ideología y diccionario”, en Ignacio Ahumada (ed.), Diccionarios españoles: contenidos y aplicaciones. Jaén: Universidad de Jaén, 1991. pág. 73-89.

En el año 2004 fue publicado por el Instituto de la Mujer un libro que realizaba un exhaustivo e interesante análisis de la vigésimo segunda edición del Diccionario de la Lengua Española (DRAE) publicado en 2001, aunque ya se había publicado otro anterior que analizaba la edición del DRAE del año 1992:

Lledó Cunill, Eulalia (coord.). Calero Fernández, Mercedes. Forgas Berdet, Esther. De mujeres y diccionarios. Evolución de lo femenino en 22ª edición del DRAE. Instituto de la Mujer, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2004. http://igualdad.mtas.es/mujer/publicaciones/docs/11Demujeres.pdf

Hasta yo misma me atreví a sacar un artículo titulado La RAE y el monopolio del género... gramatical, ante el Informe de la Real Academia Española sobre la expresión violencia de género que esta magna y neutral institución elaboró y que, según rezaba al principio del propio informe fue llevado a cabo por el siguiente motivo: "El anuncio de que el Gobierno de España va a presentar un 'Proyecto de Ley integral contra la violencia de género' ha llevado a la Real Academia Española a elaborar el presente informe sobre el aspecto lingüístico de la denominación, incorporada ya de forma equivalente en las Leyes 50/1997 y 30/2003 al hablar de impacto por razón de género".

Así pues, la denominación de la propia LEY ORGÁNICA 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, así como el contenido de la misma -pues tanto en su exposición de motivos, como en el articulado- hace uso del término violencia de género, desoyendo por completo el informe de la RAE en donde esta se permitía no sólo deslegitimar el uso del término, sino también las causas de manera burda, nada rigurosa y ofensiva tanto para las mujeres como para las personas e instituciones académicas que se ocupaban y se ocupan de los Estudios de género en este país.

En el año 2004 se celebró el I Congreso estatal FIIO sobre Igualdad entre hombres y mujeres, organizado por la Universitar Jaime I de Castellón que llevaba por título XXV años de estudios de género: Mujeres sabias, entre la teoría y la práctica XXV. Las actas del congreso y las ponencias fueron publicadas por la Fundación Isonomía: http://isonomia.uji.es/mujeres4/pages/pdf/iso1c.pdf

La obra surge tras el congreso, como una continuación del proyecto de encuentro colectivo que éste se proponía y, de esta forma, refleja también los motivos que llevaron a organizar un encuentro de mujeres que durante los últimos veinticinco años habían estado sumando granitos de arena con un objetivo muy sencillo: observar, analizar y comprender cómo el esfuerzo de cada una ha ido revirtiendo en el de las demás, cómo entre todas se han ido construyendo y han avanzado los estudios de género en España. Con esta intención se reunieron mujeres que trabajaban en ámbitos académicos de todo tipo: política, economía, derecho, ciencia, historia, artes, literatura, sociología, educación, salud, antropología... Pues las mujeres participan en todos estos ámbitos. Al encuentro también acudieron mujeres que trabajan en y desde los espacios sociales, mujeres que van de la teoría a la práctica, pues lo que se logró con el encuentro fue combinar el pensar y el hacer, retroalimentar miradas y enriquecerse las unas a las otras.

Asimismo, comienza a aparecer también una extensa bibliografía sobre cómo tratar el lenguaje en los medios de comunicación para que estos no caigan en el androcentrismo y el sexismo. Y así, cabe destacar:

Bengoechea Bartolomé, Mercedes; Lledó Cunill, Eulàlia; López Diez, Pilar; Martín Rojo, Luisa. Perspectiva de género en la comunicación e imagen corporativa. Emakunde, Vitoria-Gasteiz, 2004. Incluye:

La RAE y el monopolio del género... gramatical

La RAE y el monopolio del género... gramatical
María Jesús Lamarca Lapuente, 2004

Por género se entiende una construcción simbólica que alude al conjunto de atributos socioculturales asignados a las personas a partir del sexo y que convierten la diferencia sexual en desigualdad social. La diferencia de género no es un rasgo biológico, sino una construcción mental y sociocultural que se ha elaborado históricamente. Por lo tanto, género no es equivalente a sexo; el primer término se refiere a una categoría sociológica y el segundo a una categoría biológica.

La importancia del concepto de género radica en hacer visible el supuesto ideológico que equipara las diferencias biológicas con la adscripción a determinados roles sociales. El concepto nació, precisamente, para poner de manifiesto una relación desigual entre los géneros (mujeres y hombres, entendidos como sujetos sociales y no como seres biológicos).

Así surgieron los Estudios de Género que cuentan con una corta, pero intensa trayectoria como disciplina tanto en España como fuera de ella y que, si bien se han centrado en el papel social que se le ha atribuido y se le atribuye a las mujeres -dado que partieron del ámbito feminista-, ahora empiezan también a centrarse en el estudio del papel de los hombres como género. Afortunadamente, muchos hombres comienzan a estar interesados en desmontar la visión androcéntrica -por parcial, incompleta e injusta- que ha dominado todas las disciplinas humanas desde sus inicios hasta nuestros días: desde la filosofía y la historia, pasando por el arte, la literatura, la política, el derecho, la sociología, la psicología, la ciencia, etc., y, como no, la lingüística; y que ha impregnado el pasado y el presente del pensamiento “objetivo” y “subjetivo” de las personas y de las sociedades.

El lenguaje es una de las máximas expresiones de las ideas y del pensamiento humano y los conceptos que en él se encierran sirven para describir, encuadrar y comprender la realidad y, una vez fijados y establecidos, también afectan a la manera en que percibimos dicha realidad. En la práctica y metafóricamente hablando, el lenguaje puede ser masculino, femenino o neutro, depende de la perspectiva de género que adoptemos a la hora de hablarlo, limpiarlo, fijarlo y abrillantarlo.

La mayor violencia es el asesinato, pero también lo es silenciar a la mitad de la humanidad. Si antaño el revuelo feminista obligó a la Real Academia a revocar determinadas acepciones y a rebajar la testosterona del léxico, lo importante se ha quedado en los arrabales del concepto sin penetrar su centro. Lo políticamente correcto parece no haber transcendido el eje del discurso más allá del “compañeros y compañeras” y de hablar de “género humano” en lugar de “el hombre”, que, sospechosamente, la RAE en el Avance de su vigésima tercera edición se apresura ahora a enmendar, incluyendo por primera vez en el Diccionario la voz género humano, y definiéndola como “conjunto de todas las personas”, no sea que las feministas vengan ahora con reclamaciones aduciendo que existen desigualdades entre los dos géneros.

El Pleno de la Real Academia Española, 3 mujeres y 37 hombres, ha elaborado un informe sobre la expresión violencia de género y una recomendación dirigida el gobierno para que no la utilice al redactar el “Proyecto de Ley integral contra la violencia de género”. Cabría preguntar a los Sres. Académicos con cuántas especialistas en el campo académico de los Estudios de Género cuenta la Comisión de Vocabulario Científico y Técnico de la RAE o, en su defecto, y como recomienda explícitamente la propia Academia antes de tomar sus decisiones, con cuántas personas estudiosas y de reconocida solvencia en el tema ha consultado antes de afirmar alegremente que en español no existe tradición de uso de la palabra género más que para referirse a género gramatical o al concepto de género entendido como “conjunto de seres establecido en función de características comunes” y “clase o tipo”.

Resulta, cuando menos, sospechoso que la Academia ignore largos años de trabajos científicos realizados por mujeres y que, a pesar de reconocer la existencia del término género en el sentido expuesto en los prolegómenos de este artículo y de describirlo de forma explícita e inequívoca en su informe frente al concepto de sexo, concluya con un paradójico: “es obvio que debe decirse sexo y no género”.

Analizar los problemas desde una perspectiva de género no es lo mismo que analizar los problemas desde una perspectiva de sexo, a no ser que queramos referirnos a divisiones biológicas atendiendo a determinados atributos genitales, que incidamos en aspectos eróticos o que tratemos temas pornográficos. La mención de la Academia a las expresiones sexo fuerte/sexo débil como única fuente a citar y como única aportación conceptual que reconoce a la “tradición cultural española” en este tema, es un insulto para investigadoras, feministas, centros de estudios, cátedras y universidades que durante los últimos veinte años vienen analizando con rigor estas cuestiones y han aportado una ingente cantidad de ideas, estudios serios y publicaciones científicas.

Existen numerosas monografías, publicaciones periódicas y una cuantiosa “literatura gris” que corrobora la existencia de esa “inexistente” tradición cultural española. Dejando al margen los miles de artículos, seminarios, tesis, documentos administrativos, etc., le hubiera bastado a la Academia consultar el ISBN español (índice de libros publicados en España), donde solamente, y en referencia al título -no ya al contenido donde las cifras crecerían exponencialmente-, de 487 libros disponibles, 273 aluden al concepto de género con la acepción que la Academia niega. Es decir, un irrisorio e inexistente 56,4%, frente a un 43, 6% que agrupa al resto de las acepciones que la RAE sí reconoce.

Además, la exigua y vergonzosa documentación que aporta la Academia a la hora de decantarse por el uso de sexo en lugar de género no sólo supone un gran desprecio para las mujeres, las investigadoras y otros estudiosos del tema, sino un grave desprestigio para los lingüistas.

La RAE analiza las diversas expresiones usadas en español para referirse a los conceptos de: violencia doméstica, violencia de género, violencia contra las mujeres, etc., limitándose a citar la documentación que aparece en Internet haciendo uso del buscador Google y la que resulta del CREA (Corpus de Referencia de Español Actual), base de datos creada por la propia Academia y que reúne textos completos de libros, publicaciones y otros ejemplos del lenguaje oral, con el fin de valorar la frecuencia de uso de términos y expresiones.

Pues bien, lo que analiza la Academia no es la frecuencia de uso del concepto género, sino de la expresión violencia de género frente a otras como violencia doméstica que, según Google, aparece en 37.700 documentos frente a los 100.000 de violencia doméstica. Si acotamos la búsqueda únicamente a las páginas en español, se reduce la diferencia y aparecen 51.600 casos frente a 80.300, pero hay que tener en cuenta que ambos términos no son sinónimos.

Sabido es que los buscadores indexan las palabras de forma automática rastreando la World Wide Web y que Google utiliza un indexador automático llamado PageRank cuyo algoritmo, muy complejo, no sólo computa las apariciones de un término, sino que tiene en cuenta la estructura de los enlaces como indicador del valor de una página web, junto a otros elementos como una valoración cualitativa que se refleja en una mayor puntuación dependiendo de la importancia que tenga el sitio web que emita el documento en cuestión. Si las agencias de prensa difunden por la red una misma noticia haciéndose eco de las declaraciones de determinado político que ha utilizado una expresión concreta, dicha expresión aparecerá en cientos de periódicos a lo largo y ancho de la red, y los buscadores la registrarán como tal cientos de veces. Es de suponer que los periódicos ocupen un rango de página muy alto y que, por tanto, la aparición de cierto tipo de expresiones en los medios de comunicación esté sobrevalorada frente al uso no sólo en otros medios escritos como libros, artículos, etc., y, por supuesto gran parte de documentación que no aparece en la red o no está preparada para ser leída de forma automática por los indexadores que rastrean la WWW, sino también en otras webs con menor valoración para PageRank. La prueba es que la propia difusión de la noticia del informe de la RAE ha elevado el número de documentos en los que aparece la expresión violencia de género de 37.700 a 55.900 en sólo día y medio. Y si consultamos en el propio Google News limitándonos a contabilizar las noticias, hoy día 31 de mayo a las 22 horas aparecen 1.740 noticias bajo el epígrafe violencia de género y 1.880 noticias bajo el epígrafe violencia doméstica. Cuando las frecuencias de uso en la Web tanto del término violencia doméstica como del término violencia de género son tan elevadas, habría que descartar esta fuente como indicador para decantarse por la utilización de una u otra expresión, ya que los documentos de la Web se actualizan constantemente y las cifras oscilan por momentos.

Y en cuanto a la documentación extraída de su base de datos CREA, en donde la Academia se limita a contabilizar los datos en bruto sin el más mínimo análisis, los propios académicos se sorprenderían si hubieran analizado las veces que aparece la palabra género no en el sentido de “clase” o “género gramatical”, sino aludiendo al concepto de género como construcción social asignada a las personas en razón del sexo. Así, si buscamos la palabra género en relación con las categorías temáticas que la misma RAE establece para acotar las búsquedas, encontramos significativos y cuantiosos ejemplos del uso del término género en el sentido que nos ocupa, incluyéndose no sólo dentro de temas como mujer, desarrollo, empleo, política, educación, etc; sino también en categorías como ciencias y tecnología. El concepto de género ha dejado de ser un término técnico y se ha introducido en el lenguaje común.

La RAE sólo hace referencia a la frecuencia de uso, y deja de lado aspectos semánticos de gran importancia para categorizar los conceptos que han de ser fijados y aclarados de una vez por todas para que no puedan producirse equívocos legales o categoriales. Su propuesta de denominación, “Ley Integral contra la violencia doméstica o por razón de sexo”, es inapropiada y carece de fundamentos lingüísticos.

Si lo que pretendemos es categorizar los tipos de violencia contra las mujeres para tratar los datos estadísticos para su posterior análisis desde un punto de vista legal, sociológico, policial, administrativo, científico, etc., y lo que es más importante, para buscar soluciones a un problema real como el que nos ocupa, debemos tener en cuenta que el término violencia de género engloba tanto la violencia producida en el ámbito doméstico, como la que ocurre fuera de él; y que, a su vez, la violencia doméstica no obligatoriamente se corresponde con el concepto de violencia de género, puesto que existe también violencia en el ámbito doméstico que no tiene nada que ver con cuestiones de género, como es la violencia contra los menores, los mayores, los hombres, etc.

La categorización sería la siguiente:

Por un lado distinguiríamos:

A. Violencia de género:
1. en el ámbito doméstico
2. fuera del ámbito doméstico (discriminaciones laborales contra las mujeres, agresiones sexuales, trata de mujeres, etc.)
B. (… otros tipos de violencia)

Y por otro lado diferenciaríamos:

1. Violencia doméstica:
1.1. contra la pareja
1.1.1. contra las mujeres (sólo en este caso, la violencia doméstica está englobada dentro del grupo A. Violencia de género)
1.1.2. contra los hombres;
1.2. contra los menores
1.3. contra los mayores
1.4. otros
2. Violencia fuera del ámbito doméstico (…)


Así pues, si se acepta la propuesta de la Academia, que es utilizar en la Ley la expresión violencia doméstica, caeremos en un limbo semántico que tendrá repercusiones para el análisis estadístico, legal y conceptual al dejar al margen la causa real por la que se cometen estos atropellos, puesto que para dicha categorización, el concepto de género es vital. De lo que estamos tratando es de la violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico por razones de género y, por lo tanto, la ley debería denominarse: LEY INTEGRAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL ÁMBITO DOMÉSTICO (o simplemente Ley integral contra la violencia de género, si se quiere legislar más allá de este ámbito).

Y para concluir, ya que en estas fechas tiene lugar la Feria del Libro, recomendaría a los Sres. Académicos que aprovecharan tal oportunidad y leyeran cualquiera de los 273 títulos recogidos en el ISBN español sobre género no gramatical, puesto que existen otros géneros, sin género de dudas.

María Jesús Lamarca Lapuente. Lingüista.
Artículo aparecido en diversas publicaciones en el año 2004.

Juan José Millás resume la polémica como un episodio más del malestar en el lenguaje

A fecha de hoy, los resultados que arroja la encuesta contenida en este blog en relación a la pregunta ¿Vas a usar la palabra miembra?, son los siguientes:
  • Sí: 85 (50% )
  • No: 83 (49%)
  • N/C: 1 (0%)
Se trata, pues, de una cuestión muy controvertida que, además, los medios de comunicación han reflejado de forma palmaria estos últimos días. La cuestión de los miembros y miembras ha transcendido a la calle, donde las posiciones furibundas de los que se oponen al uso del segundo término (en su mayoría "los") y los que defiende su uso (en su mayoría "las"), como también queda reflejado en los comentarios apararecidos en este blog, muestran... que algo pasa.

Juan José Millás ha publicado una columna periodística titulada El malestar en el lenguaje donde, en relación con la polémica sobre los miembros y miembras, resume a la perfección que hemos de ir más allá de la toma de posturas enconadas, cuestionarnos que algo nos pasa con el lenguaje y que debemos ir al fondo del asunto.

"Estos días, y a propósito de los miembros y las «miembras» de la ministra Aído, hemos asistido a un episodio más del malestar en el lenguaje. No estamos a gusto con la gramática. Y lo que importa ahora no es el caso concreto de las miembras, sino la cuestión de fondo. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué los vascos y las vascas, por qué todos y todas, por qué los licenciados y las licenciadas, etc.? Da la impresión, por la virulencia con la que unos y otros exponen sus argumentos, que en realidad se habla de otra cosa. Y, en efecto, se habla de otra cosa. Se habla, por ejemplo, de si las normas gramaticales transmiten ideología, de si fijan comportamientos, de si reflejan posiciones".

Y continúa:

(... ) "Estos días circula por Internet una demostración irónica de que la lengua castellana «no es machista en absoluto», basada, entre otros, en los siguientes ejemplos: un zorro es un espadachín justiciero; una zorra es una puta. El perro es el mejor amigo del hombre; la perra es una puta. Un aventurero es un tipo valiente, osado, un hombre de mundo; una aventurera es una puta. Un hombre público es un personaje prominente; una mujer pública es una puta. Un adúltero es un hombre infiel; una adúltera es una puta. Un hombre que vende sus servicios es un consultor; una mujer que vende sus servicios es una puta. Y así sucesivamente. El diccionario, por su parte, está lleno de perlas sexistas que describen la realidad con la voluntad de que la realidad no cambie".

Juan José Millás. "El malestar en el lenguaje". Diario de Ibiza, 17 de junio de 2008. http://www.diariodeibiza.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008061700_3_252958__Opinion-malestar-lenguaje-Juan-Jose-MILLAS

Como afirma Millás: "Bastaría el reconocimiento de la incomodidad a la que nos referíamos al principio para comenzar a entendernos".